miércoles, 28 de marzo de 2012

Quizá porque no provengo de un reino


 
 Es difícil, por lo menos para mi, pensar en la unidad con nuestros limitados cerebros. Baste recordar que se nos enseña que ellos mismos reproducen la dualidad y la división de tareas. Un hemisferio izquierdo, lógico, analítico, calculador, y uno derecho, visual, auditivo y artístico. Yo no lo creo, pero la sedimentación de esa estructura de pensamiento es difícil de superar.
Es por ello que recurro a metáforas que partiendo de una dualidad, intenten superarla. Adentro, afuera, interno, externo, son entonces, dos puntos de vista de una misma realidad. Es quizá un intento de traducir con el cerebro ideas, nociones, conceptos que se gestan más allá de él mismo. Pero el cerebro es egocéntrico, y al final, termina firmando todas las ideas como propias.
Me declaro senti-pensante, pero reconozco la asimetría. El cuerpo habla, pero el cerebro desconoce. La intuición, sabiduría profunda, emite alertas que el cerebro descarta por descabelladas o paranoicas. Aunque, quizá, no debamos hablar del cerebro, que en definitiva es un cúmulo de células, sino de la enigmática (y mucho mas problemática) mente. El cuerpo, la mente. Otra dicotomía más al menú, una con condimentos de género además.
Ahora, como me cuesta pensar en la unidad, mejor la siento. Mi mente pensante separa para entender, mi mente sintiente aspira a comprender en la unidad. No es algo que pueda explicar, y mucho menos en palabras, territorio del yo pensante, de la mente dictándole al hemisferio izquierdo y este, a su vez, delegando en los proletarios dedos que aplastan las teclas sin comprender.
¿Será? ¿O son los dedos, los que escriben lo que el cerebro decodifica para que la mente entienda? ¿Pueden, estas manos, estos dedos, pensar por si mismos y (re)escribir la historia? ¿Pueden desafiar el supuesto orden natural de las cosas y contradecir siglos y siglos de anatomía y filosofía? ¿Por qué no? pensar lo contrario seria aceptar las jerarquías como dadas, naturales e inamovibles. La subversión de las manos campesinas, de los dedos ajados y enlodados de este rincón, nos invitan a pensar diferente.
¿Entonces? ¿en que quedamos? ¿Intentamos superar las dicotomías? ¿cómo? ¿Intentar superar dicotomías, no seria una forma de reificarlas? Sin embargo, ¿negarlas nos da la unidad? Quizá ni una ni la otra. Tal vez ambas. Acaso ninguna de estas opciones, acaso todas. Esto, mas bien, me lleva a pensar en el ¿Por qué? ¿para que?. Y es ahí donde creo que hay un debate mucho más rico, complejo y desafiante. El por que y para que superar el pensamiento dicotómico. Ahí va el guante para quien quiera recogerlo.
Por mi parte, me preocupa menos el pensamiento dicotómico, que el ser dicotómico. Me explico: de alguna manera creo, pienso y siento, que si no sufriéramos de una esquizofrenia profunda no nos estaríamos planteando la dicotomía en el pensamiento. El pensamiento, es ególatra, egocéntrico, y no puede pensar más allá de si mismo. En este sentido, necesita crear dicotomías para reflejarse, para espejarse, escindirse para crear la falsedad de un todo autocontenido.
El sentimiento, por su parte, no lo necesita. El, ella, esta ahí, esperando pacientemente que el pensamiento deje de verse al espejo como un adolescente. El sentir, contiene sabiduría que el saber no entiende. Esa sabiduría radica en el ser. No se si mas profundo o mas superficial. Más bien creo que en un flujo constante, dinámico y eterno, en una unidad que la mente no ve ni siente.
No se si es material o inmaterial. No se si sea el alma esa por la que se preguntaba la Princesa Elizabeth, quien además, me cae mal* . Sólo creo que cuando el corazón me late con fuerza y la piel se me pone de gallina, es porque advierto un mundo impensable, ilógico, irracional. Quizá cuando pueda senti-pensar ese mundo habré trascendido la dicotomía. Quizá cuando pueda senti-pensar ese mundo advierta que nada hay nada que trascender.
¿Que es sino un perfecto caos de vibraciones? Tan inmaterial como el amor, tan material como un neutrino. Y vice-versa.

* El nombre de Suecia es Oficialmente Konungariket Sverige (Reino de Suecia). Quizá  porque no provengo de un reino, no me gusta la realeza. Sospecho que aún si hubiera nacido en uno, los consideraría igualmente como los parásitos anacrónicos que son. 

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